CONTENIDO
SAGRARIO DE PLATA
Durante unos doscientos años, la milagrosa Imagen de Nuestra Señora de Coromoto guardábase, con respetuosa reverencia, en un relicario que colocaban en el rico sagrario, cuya descripción es la siguiente:
Este valioso sagrario de plata se alza sobre lo que era parte de la mesa del altar mayor. Está formado por un armazón de madera, recubierta totalmente con gruesas planchas de plata, labradas y esculpidas con finura; tiene 3 metros 4 centímetros de alto y está dividido en 4 partes. En la primera o inferior, de 0,64 centímetros, estaba el sagrario, «Santo de los Santos» de la Nueva Alianza, Arca Santa, que servía de morada al Dios vivo e infinito, que por amor al hombre se ha hecho pan de vida y alimento del alma, bajo las especies eucarísticas.
Sobre este sagrario está el otro, donde guardaba la preciosa custodia del Santísimo Sacramento. Tiene 1,27 m. de alto y dos puertas redondas, que al abrirse o cerrarse describen un círculo completo. Más arriba hay un tercer sagrario, de 1,05 m., donde se colocaba la custodia o relicario que sostenía en su sol la milagrosa Imagen de Nuestra Señora de Coromoto.
Las dos puertas se cierran y abren del mismo modo que las del sagrario anterior. Una doble y estrecha escalera de mampostería y madera permitía subir hasta la puerta que está detrás del sagrario de la Santísima Virgen, y por la cual se bajaba la Imagen para las ceremonias y días acostumbrados. Seis candelabros colocados delante del sagrario de la Virgen Santísima se encendían siempre que se abría, pues nunca se descubría la Imagen de la Virgen de Coromoto si no estaban, por lo menos, encendidas las seis velas de los candeleros.
A ambos lados de los dos últimos sagrarios, 4 esbeltas columnas de plata forman un elegante y hermoso adorno.
Como remate y fin de este precioso altar elevase un copete de 0,64 m. de alto, donde dos ánglees grabados señalan un rótulo ovalado en el cual se lee, en términos abreviados, la siguiente inscripción:
… «En el mes de julio del año 1756 se acabó este sagrario de Nuestra Señora de Coromoto que a devoción del señor Domingo Ortuño de Tovar (1) lo hizo Vicente Núñez.»
CUSTODIA DE NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO. SU DESCRIPCIÓN
Nuestros padres buscaron entre los bienes que poseían lo me-jor, lo más rico, lo más precioso para honrar a la que tiene por escabel la plateada luna y por corona de su purísima frente las refulgentes estrellas del firmamento.
Forman los pies donde descansa este rico trono de 70 cm. de alto, cuatro estatuitas que sostienen el pedestal cónico en el cual se eleva un ángel de 22 centímetros de alto, con la mirada hacia un lado, las manos alargadas y las alas desplegadas; sobre su cabeza descansa otra figura de carácter y forma indígena, que sostiene un sol de 24 centímetros de diámetro con 14 rayos, cargado cada uno con tres piedras finas. Termina la custodia una cruz de 3 cm. de alto, y como complemento y remate de todo, una corona de filigrana, de 23 cm. de largo por 19 de ancho, domina toda esta joya antigua.
Esta corona está salpicada con 102 perlas de tamaño mediano y 14 manojitos de 16, 17 6 18 perlas pequeñitas cada uno. En el centro del sol está un vidrio de 8 cm. de diámetro, rodeado por una aureola de ricas y lucientes perlas; detrás del vidrio aparece un óvalo de oro purísimo de 41 mm. de alto y 33 mm. de ancho, por medio de un alfiler del mismo metal, que le está adherido, se sostiene en el centro de la concavidad protegida por el vidrio; una puertecita situada detrás da fácil acceso a sete precioso viril, dentro del cual está colocada la Imagen de Nuestra Señora de Coromoto, la misma que la Virgen Santa dejó en manos del Cacique el 8 de septiembre de 1652.
Tal es en síntesis el trono que nuestros antepasados labraron a la Virgen de sus amores: pidieron al mar lo más valioso que encierra en sus abismos, y allí están las 340 perlas que brillan en su corona; pidieron a la tierra los ricos metales que guarda en sus entrañas, y allí esplenden el oro del relicario y corona, y la plata con la cual está labrada toda la custodia; le pidieron las piedras finas que atesora en sus minas y montañas, y allí lucen los purpurados rubíes, las verdes esmeraldas y las violetas amatistas, que en número de 105 están esparcidos por toda la rica custodia, alcázar de la humilde efigie de Aquélla que es la Casa de Oro, «Domus Aurea», donde moran y se deleitan las Tres Personas Divinas del Dios infinito.
María, la «Torre de David» del Nuevo Testamento, ostenta en su custodia de Guanare los trofeos de algunas de sus victorias sobre los enemigos de nuestra raza dolorida. Multitud de exvotos (2), unos de oro, los más de plata, colgaban antes sin orden y arreglo de todas partes de la custodia recordando cada uno un milagro o un favor especial alcanzado de Nuestra Señora de Coromoto y son ofrendas que la gratitud de los fieles ofrecen a la bondadosa María.
Hoy día se exhiben en un amplio marco de madera, recubierto con vidrio.
CUSTODIA DE NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO.- En esta Custodia, desde 1738 hasta 1948, se quedó la milagrosa Imagen de Nuestra Señora de Coromoto. Es decir, por espacio de doscientos diez años. Esta Custodia fue hecha en Guanare en 1738 por Nicolás Félix López
HISTORIA DE LA CUSTODIA Y DE OTRAS PRENDAS
Artistas que las ejecutaron
La rica custodia de la Santísima Virgen de Coromoto constituye una obra de genuino arte colonial venezolano; fue ejecutada en la misma ciudad de Guanare por iniciativa del Pbro. Francisco Valenzuela.
Queriendo este sacerdote proveer a la Iglesia de varios objetos de plata, contrato, alrededor del año 1738, a un platero de reconocida competencia y de gran fama en la provincia, era el orfebre Nicolás Félix López, el cual fijó su residencia en Guanare, y para el uso de la iglesia hizo diversas prendas de valor, utilizando en ellas unos 34 kilos de plata; éstas fueron: lámpara, cruz, ciriales, vinajeras y una fuente grande. Se le pagaban 4 reales por onza de plata trabajada, además se le dabn todos los gastos de manutención. Varios de estos objetos, a pesar de las guerras y del abandono de los años, han perdurado hasta nuestros días.
Habiendo enfermado su mujer, Nicolás Félix López la llevó para El Tocuyo, donde él mismo pasó una temporada. A su regreso a Guanare se estableció en un cuarto de la casa del Padre, ayudado con dos oficiales, se dedicó por espacio de 8 meses consecutivos al trabajo de la custodia de Nuestra Señora de Coromoto.
Se le adjudicaron 228 pesos por su hechura, sin contar la manutención y pago de oficiales ayudantes.
El oro empleado para el sol de la custodia importó 372 pesos y 52 pesos fue el valor de 22 de las esmeraldas que contiene. Posteriormente se enriqueció con la semicorona de filigrana y con su adorno de perlas.
Para ser completos, debemos mencionar también a Luis José Arráez, quien hizo la Cruz alta y crucifijo de plata de la iglesia; ambas obras revelan la habilidad del artífice.
Nota final. La custodia del Padre Francisco Valenzuela, tan familiar a todos los guanareños y a los peregrinos de Venezuela, últimamente ha sido sustituida por un nuevo relicario, ejecutado en España por un insigne sacerdote orfebre, en los Talleres de Arte Granda, por encargo del Rdo.
Padre Félix García. Su costo de diez mil bolívares fue sufragado por las dádivas que los fieles ofrecen a Nuestra Señora de Coromoto.
RELICARIO ADQUIRIDO POR LOS RDOS. PADRES PAILES
El relicario que actualmente guarda la Sagrada Reliquia de Nuestra Señora de Coromoto es una artística obra de plata dorada de hermoso simbolismo encargado por el Rdo. Padre Félix García a la orfebrería Granda de Madrid.
En el centro, se ha querido representar la choza indígena, en la cual está colocada la Imagencita de Nuestra Señora de Coromoto. Hallase situada debajo de una representación del arco triunfal de Carabobo con dos ángeles a los lados.
El pie, con ramas múltiples, parece recordar la arboleda de la selva que poblaban los indios; y en su base, los escudos de todos los Estados, simbolizan la Patria rindiendo homenaje a su celestial Patrona. Desde 1948 este relicario ha reemplazado al bisecular del Padre Valenzuela. Ahora esta antigua y valiosa reliquia coromotana se encuentra en el Museo del Obispado. Allí, los peregrinos pueden ver esta obra de arte de nuestro glorioso pasado colonial.
Relicario de plata que desde 1948 guarda la milagrosa Imagen de Nuestra Señora de Coromoto, ejecutado en Madrid por «Talleres de Arte Granda»
RELICARIO Y CORONA DE NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO DE LA CANÓNICA CORONACIÓN DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1952
Para la canónica Coronación de Nuestra Señora de Coromoto. concedida por la Santa Sede, el excelentísimo señor doctor Pedro Pablo Tenreiro promovió la ejecución de un riquísimo relicario de oro con su correspondiente Corona.
Una Junta de Damas, presidida por doña Adriana de Valery, se hizo cargo de la recolección de fondos y alhajas requeridas para el adorno de su escultura.
Monseñor Tenreiro confió la obra a un aventajado artista mejicano. En un lapso de año y medio fue manufacturado el Relicario y Corona por el joven orfebre don Francisco López, en sus talleres que tiene montados en la ciudad de Puebla, casa número 2.505 de la calle 5.» Sur.
El artífice López lo es de abolengo por la línea paterna, desde su bisabuelo don Miguel Ignacio López. Desde muy temprana edad ha dedicado sus energías al exquisito arte que aprendió de sus mayores, y en el que ha logrado destacadas realizaciones, especialmente en orfebrería religiosa, que exornan varias catedrales de la República de Méjico y numerosísimos templos, siendo el autor del cetro de oro y pedrería ofrendado por la Acción Católica Mexicana a Nuestra Señora de Guadalupe en el 5.° aniversario de su coronación.
El Relicario y Corona de la Virgen Patrona de Venezuela son todo de oro, habiéndose invertido muy cerca de 23 kilogramos de oro de 18 quilates.
Mide el Relicario 92 centímetros y medio de altura, y está enjoyado con 358 perlas muy finas, 231 brillantes, muchos de gran tamaño, 11 zafiros, 6 esmeraldas, 14 salomones, 31 topacios y 9 rubíes, donativos de los católicos venezolanos.
Ambas piezas son el conjunto de un símbolo, según idea de un dibujante, captada y mejorada por el artífice ejecutor, pues representa a Venezuela precolombina e idólatra, transformada en la actual progresista y católica República Venezolana, sosteniendo en alto como emporio de luz, de unidad espiritual y de perenne
vinculación de amor, el magnífico solio de la Azucena de Nazaret, a quien proclama Madre y Reina, Dueña y Señora de sus destinos, poniendo sobre sus augustas sienes la Corona de todas las excelsitudes y de todos los triunfos espirituales, bajo las fulgencias del Eterno en su Trinidad Augusta.
Ese símbolo se desenvuelve así:
Sobre una base circular, apoyada sobre cuatro cabezas de jaguares andinos, se alzan los peñascales de un monte, un tajo de las serranías de Guanare. Sobre el montecillo se yerguen tres estatuas de indios Coromotos con su indumentaria y armas pre-colombinas, quienes, con sus fornidos brazos levantados, sostienen el sol o pieza principal del relicario.
En sus nervudas manos descansa un mapa de Venezuela, con perfiles de su orografía e hidrografía, marcando los estados con-federados. Caracas, la capital de la Nación, y Guanare, pintoresca y risueña, donde se alza el Santuario de la Virgen Coromotana están marcados con dos bellísimas esmeraldas. El sol de su conjunto afecta la forma de una elipse y está formado con rayos simétricamente divergentes con hojas estilizadas de «moriche» planta nativa de nuestros llanos.
Gráciles nubecillas cubren el centro del paramento superior rodeando el nicho, que es un anillo oval, ornamentado con finísimas guirnaldas de hojas y flores y circuito de refulgentes bri-llantes, nicho en el cual se coloca la Virgencita de Coromoto.
A uno y otro lado del nicho, sobre dos «nimbus», se levantan sendas estatuas de dos airosos ángeles, que con los brazos en alto sostienen la Corona de perlas margaritas, que fue colocada en la cabeza de la Patrona de Venezuela.
En la cúspide del Relicario aparece el Padre Eterno sosteniendo como víctima inmolada a su Hijo Crucificado, y completa la triología la paloma del Espíritu Santo, de cuyo pico pende magnífica perla gótica.
En la base esplende el Escudo Nacional de Venezuela, con las banderas pontificia y nacional, cuyos colores son una constelación de rubíes, brillantes, topacios y zafiros.
En el respaldo de la pieza, que también ostenta pedrería y perlas en gran cantidad, el Ángel Guardián de la Patria Venezolana sostiene en alto una banderola con la leyenda que dice:
VENEZUELA AGRADECIDA Y SUPLICANTE A SU AMADISIMA PATRONA. 1952
Complemento adecuado al Relicario son una mesa circular de bronce cincelado, de cuatro soportales, con bajorrelieves y adornos de sobria elegancia, sobre la cual se colocará; y una urna, con cristales y adornos de plata dorada que lo cubrirá totalmente, permitiendo verlo claramente para protegerlo de manos indiscretas o curiosas.
Este relicario, fabricado con las ofrendas del pueblo venezolano, llegó a Maiquetía el 3 de diciembre de 1949, a bordo de un avión militar de las Fuerzas Venezolanas, cedido a este fin por el Ejecutivo Nacional y acompañado por una comisión formada por el excelentísimo señor Tenreiro, el artista que lo ejecutó, el Padre Fco. Hernández, capellán del Ejército y varios oficiales.
El relicario estuvo expuesto en el Colegio Chaves durante corto tiempo y luego en una joyería central. Delante de él desfilaron miles de personas para contemplar aquella maravilla artística.
Valiosísimo Relicario y Corona de oro y piedras finas, hechos para lo solemne y cano-nica coronación de Nuestra Señora de Coromoto, en 1952. Obra del insigne orfebre mejicano don Francisco López
(1) Era este señor Tovar un rico caraqueño que profesaba gran devoción a Nuestra Señora de Coromoto y que varias veces fue en peregrinación a Guanare.
(2) Contamos muchos de estos exvotos, que el pueblo llama de ordinarios milagros». Habría centenares, si en distintas épocas no se hubiesen aprovechado para hacer mejoras en el templo o compras para su decoro: ahora es costumbre no dejar los exvotos colgar de la custodia, suelen guardarse en un sitio especial.