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SEGUNDA PARTE
RECIBIENTO EN BARQUISIMETO
Terminados los apoteósicos actos de Guanare, la sagrada Imagen de Nuestra Señora de Coromoto fue conducida en avión a Barquisimeto para presidir la clausura del Congreso Mariano y la celebración del cuarto centenario de la fundación de aquella ciudad, fijada al siguiente día, domingo 14 de septiembre.
El mismo ardor, la misma exteriorización de fe que se observó en el Campo de la Coronación, se repitió en el aeropuerto de la ciudad de los crepúsculos.
Desde las tres de la tarde de aquel sábado 13, la multitud comenzó a invadir los terrenos donde había de llegar la Reina de Venezuela. A las cuatro de la tarde el alborozo era ya indescriptible y una muchedumbre compacta se había agolpado en el campo de aterrizaje y a lo largo de la extensa ruta que habría de seguir el cortejo de la Virgen.
Las miradas impacientes se dirigían al claro cielo de Barquisimeto cuando, a las cinco, se divisó el avión «Coromoto», escoltado por cinco aviones de las Fuerzas Aéreas Nacionales, que con su presencia contribuyeron a darle particular realce al homenaje rendido a la Patrona de Venezuela.
Esperaban a la Virgen, en representación de la Junta de Gobierno, los doctores Luis Emilio Gómez Ruiz, Ministro de Relaciones Exteriores, y Luis Felipe Urbaneja, Ministro de Justicia.
Estaba presente el Gobernador del Estado Lara, doctor Esteban Agudo Freites; el Gobernador de Yaracuy, el de Portuguesa y numerosas personalidades políticas y militares.
Una salva de aplausos saludó a los aviones de las Fuerzas Armadas y al de la Aeropostal en sus dos giros sobre el aeropuerto y la ciudad antes de tomar tierra. La multitud se agolpó y hubo de ser contenida por los cordones de Boy Scouts cuando el avión se detuvo y se abrió la portezuela. Con los últimos rayos del sol de aquel día la preciosa reliquia despedía destellos que le daban una apariencia extraordinaria. Esos destellos eran el cálido saludo de la Virgen de Coromoto a su pueblo que la aclamaba.
Con la custodia descendió el excelentísimo Cardenal Legado y los altos dignatarios de la Iglesia venezolana que le acompañaban. Y mientras se realizaba el recibimiento, las avionetas del Aero Club de Barquisimeto arrojaban flores sobre la Virgen y la multitud que le rodeaba. Luego, el doctor Manuel Maldonado, en nombre de la sede episcopal, pronunció un discurso de bienvenida a la sagrada Imagen y al ilustrísimo representante del Papa.
BARQUISIMETO. Hermoso templete levantado para recibir la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de Coromoto.
En el centro se ve la Custodia que guarda la Sagrada Imagen de la Virgen. A ambos lados de la escalera, los Zuavos Pontificios que formaban la Guardia de honor de la Sagrada Imagen
Soberbio monumento levantado en Barquisimeto para recibir a Nuestra Señora de Coromoto y para la Clausura del Congreso Mariano
Algunos aspectos de la gran recepción tributada a Nuestra Señora de Coromoto en Barquisimeto
EL DESFILE AL CAMPO DEL CONGRESO MARIANO
Rompió la marcha el golpe de los tambores que batían un grupo de lindas y briosas muchachas, uniformadas con faldas grises y doradas charreteras, encabezando el desfile una sección de ciclistas con los banderines oficiales del tricentenario. Seguía la Banda del Estado Lara, y tras ella una artística carroza que simbolizaba la escena de la Aparición de la Virgen. Luego venia un largo cortejo de alumnos de los colegios oficiales y privados, con sus variados uniformes, y a continuación otra carroza del Patronato Nacional de Nuestra Señora de Coromoto.
Participó en el desfile la carroza de San Juan Bautista de La Salle y de la Asociación de Exalumnos y la inmensa multitud, que concurrió en un número no menor de 50.000 personas.
A las seis y media se inició el desfile de antorchas, y la soberbia carroza dorada de la Reina de Venezuela se vio rodeada de luces y de flores, escoltada por el ilustrísimo Cardenal Legado y por los miembros de la Junta de Gobierno, el Gabinete Ejecutivo y Gobernadores de los Estados, los altos dignatarios de la Iglesia y hombres de todas las comarcas venezolanas.
A las ocho de la noche de aquel sábado 13 de septiembre llegó la sagrada Imagen al Campo del Congreso Mariano, donde quedó expuesta al fervor de aquella inmensa muchedumbre rugiente de fe, que no apartó sus ojos hasta la madrugada, después de la misa de media noche, celebrada en el gigantesco escenario preparado en las afueras de Barquisimeto.
De esta manera la ciudad cuatricentenaria rindió a la Patrona nacional un homenaje apoteósico, que fue compartido por la Patrona barquisimetana, la Virgen de la Divina Pastora, trasladada especialmente para este grandioso acto.
El 15 de septiembre la Virgen visitó los pueblos de Cabudare, Rastrojos y Duaca, donde pernoctó. Por doquiera, las poblaciones en masa aclamaban a la celestial Visitante; en Duaca contáronse hasta 8.000 personas en su recibimiento.
El 16 regresó a Barquisimeto, de paso para Carora, donde la vitorearon unas 30.000 personas; la población entera estuvo presente a su llegada y exteriorizó su extraordinaria devoción a la Patrona Nacional.
Durante los días 17 y 18 visitó las ciudades de Tocuyo, Quíbor y Yaritagua, y del 19 al 21, Urachiche, Guama, Chivacoa, Cocorote y San Felipe.
A las cinco de la tarde del día 19 entra la Virgen en San Felipe. Habían hecho una puerta medieval en el centro de una muralla con sus torres, y unos heraldos con trompetas velaban la puerta. El doctor Luis Granadilla, su alcalde, recibe a la Se. ñora, y en la puerta le entrega las llaves de la ciudad.
Un grupo de hombres vestidos de conquistadores y rodeados de indios festejan a la Virgen, y muchachas representando la primavera de Boticelli, en carroza original del Nazareno, la acompañan. Por la avenida principal se organiza el desfile; siete hermosos arcos representan los siete distritos del Estado Yaracuy.
En el imponente desfile participan unas 15.000 personas. Numerosos discursos caldean el entusiasmo mariano del pueblo, que vibra de amor a su Patria.
Día 20. En la plaza se celebra una misa para los niños; comulgaron muchos centenares. A las ocho, la Virgen visitó la cárcel, atendiendo a una solicitud escrita, firmada por todos los pre-sos, que entregaron la víspera al pasar la Virgen delante de la cárcel.
A las nueve tiene lugar la misa solemne con asistencia de todo el Gobierno del Estado. Predicó el reverendo padre Víctor Iriarte. Su alocución arrebatadora trazó a grandes rasgos el triunfo de Nuestra Señora de Coromoto en su jira; el pueblo, emocionado, a pesar del lugar sagrado, prorrumpió al final en atronadores aplausos.
Los días 21 y 22 fueron dedicados a Puerto Cabello; unas 60.000 personas acudieron al recibimiento de la excelsa Patrona Nacional, y las manifestaciones de fe y amor que los fieles porteños ofrendaron a la Virgen Santísima fueron algo de insólito e indescriptible. Las casas se veían admirablemente iluminadas, y cien arcos maravillosamente combinados lucían en todas las bocacalles del trayecto de la sagrada Imagen. Contáronse 17 carrozas, preparadas con el mayor gusto artístico; en todas figuraba un grupo de candorosas niñas, vestidas de virgen, que alababan a la Inmaculada Madre de Dios. Los actos de la base naval por la Armada venezolana fueron espectáculo de grata recordación.
La Virgen visitó los pueblos de Goaigoaza y San Esteban, y en el recorrido, los de El Palito, Taborda, El Cambur, Las Trinche-ras. La Entrada y Naguanagua; en todas partes se repitieron las imponderables manifestaciones del fervor mariano de los habitantes. Espectáculo emocionante era ver los moradores de los innumerables ranchos levantados a la vera de los caminos, todos endomingandos, aquí luciendo arcos de flores silvestres, allá levantando altarcitos en el hueco de una ventana o bajo el alero de su vivienda. Muchas personas se persignaban al paso de la Sagrada Reliquia; otras, arrodilladas en actitud de oración; mu-chas, levantando los brazos al cielo con aclamaciones a la Virgen Santísima. Cinco aviones volaron durante una hora sobre el desfile que acompañaba la Virgen hasta Valencia y lanzaban sobre la carroza que llevaba la Virgen variadas clases de flores.
En Valencia, 22 y 23 de septiembre. La Sagrada Reliquia de la Virgen estacionó en la plaza central de la ciudad durante la noche y eran ininterrumpidas olas humanas las que cruzaban por las calles de la capital carabobeña. «Es lo más grande que se haya visto hasta ahora», exclamó una voz autorizada, y se escribió que la ciudad de Valencia, en la noche de la recepción de la Virgen Santísima de Coromoto, superó claramente las manifestaciones y recibimientos anteriores.
Desde el mediodía del 22 de septiembre, Valencia toda estaba en pie en espera de la llegada de la Virgen y esto hasta muy entrada la noche, ya en formaciones escolares o de uniforme, ya en grupos numerosísimos y compactos, y agregada a esta espera el trayecto recorrido a pie hasta la plaza Bolívar y el largo tiempo que allí permaneció la incalculable masa humana, constituyó el sufrido homenaje que más de 100.000 valencianos ofrendaron a la Santísima Virgen de Coromoto, lo cual atraería seguramente sobre su ciudad la bendición de la augusta Madre de Dios.
La visita de la Virgen a las parroquias de la ciudad y a diversas instituciones, asilos, casas religiosas, etc., revistió singular belleza por las olas de acompañantes. Mencionamos aquí de un modo especial el recibimiento de la Sociedad de Nuestra Señora de Coromoto. Un inmenso concurso de caballeros llenaba el local, su frente y la calle adyacente. El discurso del señor Girón, a nombre y representación de aquella Asociación, fue del agrado de todos, y luego las palabras del H. Nectario M., que acompañaba a la Sagrada Reliquia a todas partes, quien al colocar a Valencia en primer puesto en la devoción coromotana dijo que cuando Venezuela se hacia ríos de peregrinos hacia Guanare, Valencia era el Orinoco que se volcaba sobre la tierra y sede de Maria Santisima de Coromoto.
El miércoles 24 de septiembre tuvo lugar el apoteósico re. corrido por los pueblos de Chirgua, Bejuma, Montalbán, Aguirre y Canoabo, y el 25, los de Miranda, Salom y Nirgua. Esta lira se hizo en el automóvil convertible del señor Manuel Camacho, que sirvió de carroza. Salimos de Valencia a las cinco de la mañana, y a las siete, con gran sorpresa, como a tres o cuatro kilómetros de Chirgua la población entera, con su párroco, presbítero Julio Luis Palacios, las autoridades, las escuelas y los vecinos habían salido a esperarnos. La Virgen Santísima recibió las mayores demostraciones de su fe y amor.
Desde Chirgua, la Santísima Virgen de Coromoto y su magnífica escolta, a su paso por la hacienda de Cariaprima, presenciamos un espectáculo emocionante y muy conmovedor; los caminos, por varios kilómetros, habían sido desmontados y en cada casita había un arco, y cada árbol sobre el trayecto ostentaba una banderita en colores o bien un ramo de flores. Los vecinos, hombres de trabajo, mujeres y niños se habían congregado desde lugares apartados, y allí esperaban todos emocionados la llegada de la Virgen Santísima. A su paso, todos de rodillas, le ofrendaban sus cantos, flores y lágrimas.
En Bejuma, con el Pbro. Armando Falcón, más de 5.000 personas aclamaron a la Virgen, que se vio acompañada de una elegante guardia de honor de niños regiamente uniformados.
Desde un kilómetro antes de Montalbán. la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de Coromoto, en manos del Rdo. Padre Elea-zar Aguilar, hijo preclaro de aquella población. avanzó triunfalmente sobre una magnífica carroza que habían preparado. Como tres cuadras antes de la Iglesia parroquial estaba un imponente arco, cerrado con cortinas de terciopelo. Al llegar la Virgen se abrieron repentinamente y apareció la muchedumbre que prorrumpió con atronadores vítores y aplausos; y un batallón da cien jóvenes presentaron armas a la Virgen, y la escoltaron todo el tiempo de su permanencia. En Aguirre, la manifestación fue ferviente y sentida. En Canoabo recibieron a la Virgen con beIlísimas carrozas simbólicas. una de ellas transportaba la representación de una verdadera tribu indígena, con tambores y otros instrumentos propios de los indios y supieron interpretar cantos y música de los aborígenes. El Rdo. Padre José Adán Miret, en obsequio a su pueblo natal, realzaba la recepción con la carroza de la aparición de Nuestra Señora de Coromoto, que había desfilado por las calles de Valencia.
Por la mañana del siguiente día, 25 de septiembre, a las siete, la Virgen entró en Miranda, acompañada por la misma guardia de Montalbán y a las diez continuó su rumbo hasta Salom. Aquí, como en otros muchos lugares de la República, de muchos pueblos apartados, las gentes acudieron por centenares y miles a la vera de la vía a expresar a la celestial Patrona su afecto y piedad.
En Salom, todos al unísono enaltecieron las glorias de la Madre de Dios. A las cinco de la tarde, la Virgen Santísima hacía su entrada triunfal en Nirgua. Una escolta de 150 hombres, a caballo, capitaneados por la primera autoridad, vino a encontrar a la Virgen bastante lejos de la población, y más de cinco mil personas la acompañaron por las calles de la ciudad y pasó la noche entera a reverenciar a la augusta Patrona nacional.
En Güigüe hubo centenares de comuniones y 27 matrimonios de santificación de hogares, fruto espiritual, muy del agrado del Cielo. En Tacarigua, San Diego y Guacara, las manifestaciones fueron excepcionales; igual cosa puede decirse de San Joaquín, 6.000 personas, y Mariara. En la Cabrera, una incalculable caravana de autos, que engrosaba en cada pueblo, seguía tras de la Carroza de la Virgen.
En la vía subió a la Carroza el Dr. Simón Becerra, Ministro de Educación Nacional, para presentar su homenaje reverencial a la Santísima Virgen en su nombre y en el de la Junta de Gobierno.
El 29 y 30, en Maracay, unas 50.000 personas aclamaron a la Patrona Nacional; el 30, en Santa Cruz de Aragua y San Juan de los Morros. Y el 2 de octubre en Villa de Cura y La Victoria. En esta última ciudad contáronse unas 20.000 personas y se organizó una procesión de dos mil antorchas. Después, la Vir. gen recorrió los pueblos de El Consejo, Los Teques, Ocumare del Tuy y algunos otros más. En todas partes, las multitudes se agolpaban a los pies de la Virgen para ofrendarle su respeto y veneración.
MARACAY. La carroza que lleva la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de Coromoto por las calles de la ciudad
LA SANTÍSIMA VIRGEN DE CORONOTO EN CARACAS
Nos ha parecido necesario dar una sucinta relación del apoteósico recibimiento que Caracas tributó a Nuestra Señora de Coromoto y de los acontecimientos que se desarrollaron en su honor durante los ocho días de su permanencia en la capital de Venezuela.
Al finalizar el recorrido por las poblaciones de Ocumare del Tuy, San Francisco de Yare, Santa Teresa, Santa Lucía, Guarenas, Guatire, Caucagua, Tacarigua de Mamporal, Río Chico, San José y finalmente Higuerote, la Patrona de Venezuela hizo su entrada triunfal a Caracas a las cinco y quince minutos de la tarde del domingo día 5 de octubre de 1952.
El avión «Coromoto», antes de aterrizar en La Carlota, sobrevoló la capital de la República durante varios minutos, escoltado por seis cazas de las Fuerzas Aéreas Venezolanas, y entretanto desde el avión, conectado con las estaciones de radio, dirigimos al pueblo caraqueño una sentida alocución circunstancial.
En manos del Nuncio de Su Santidad, Monseñor Armando Lombardi, bajó la custodia hasta la carroza que la conduciría hasta la Catedral de Caracas entre los vivas y aplausos de la multitud fervorosa. A lo largo de todo el trayecto, desde el aeropuerto hasta la propia plaza Bolívar, numerosos arcos de flores, suntuosamente decorados, daban la bienvenida a la gloriosa Patrona Nacional; cientos de carteles y pancartas con inserciones alusivas testimoniaban la profunda admiración popular por Ella.
Las gentes, emocionadas, reflejaban en sus rostros toda la devoción y cariño que inspiraba la llegada de la augusta Patrona Nacional.
Una compacta multitud, calculada en más de quinientas mil personas, invadió el campo de La Carlota y llenó las calles por las cuales desfiló la carroza que transportaba la Sagrada Reliquia, alrededor de cuatro horas duró el recorrido de la venerada imagen desde su ilegada hasta la Catedral.
Aplausos y vítores resonaban atronadores al paso de la dorada carroza, en la que altos prelados hacían escolta a la gran campana de cristal, en cuyo interior brillaban el oro y las gemas de la magnífica custodia que contiene la Imagen Sagrada. Muy lentamente avanzaba la carroza entre aquella inmensa muchedumbre de fieles que se esforzaban por ver mejor el cortejo, invadiendo aceras, pretiles, balcones y azoteas y levantando en brazos a sus hijos pequeños, diciendo: «Mírala: es la Patrona de Venezuela.»
A la entrada de la capital, en nombre del Concejo Municipal de Caracas, habló su Presidente, don José Minos Santi, quien en emocionadas palabras hizo el recibimiento de la Virgen de Coro-moto.
El Obispo titular de Ortossia, Monseñor Pedro Pablo Tenreiro, dio la bienvenida a la Patrona de Venezuela. Entre otras cosas, Monseñor Tenreiro dijo: «EL PAPA ALZA SUS BRAZOS AL CIELO PARA PEDIR QUE TERMINE LA GUERRA, Y NOSOTROS, HUMILDEMENTE, PEDIMOS QUE ACABEN DE UNA VEZ LAS RENCILLAS ENTRE HERMANOS EN VENEZUELA Y QUE REINE LA PAZ EN LA FAMILIA.»
Después de su apoteósico arribo, la Patrona de Venezuela permaneció todo el día del lunes en el sagrado recinto de la Basílica Primada, recibiendo allí el fervoroso homenaje del pueblo caraqueño. Desde las cuatro de la mañana, en las diferentes capillas de la Catedral, se celebraron misas de comunión para los millares de fieles que llenaban el recinto. Una misa de comunión general para todas las religiosas de la Arquidiócesis fue oficiada por Monseñor Rafael Arias, Obispo coadjutor de Caracas. Más tarde, el Arzobispo Primado de Venezuela, Monseñor Lucas Guillermo Castillo, ofició una Misa de Pontifical con asistencia de las principales dignidades eclesiásticas que se hallaban en Cara-cas. El magnífico sermón que pronunció Monseñor Ramón Lizardi llenó de emoción todos los pechos e hizo derramar a muchos concurrentes silenciosas lágrimas de júbilo. A las 9 p.m., también en la Catedral, Monseñor Lombardi presidió la Hora Santa para el Clero con asistencia de las Congregaciones laicas de varones, iniciándose inmediatamente la vela nocturna correspondiente al segundo día.
El día martes 7, entre las 6,30 y 9,30 de la mañana, 20.000 mujeres se congregaron en la plaza Bolívar y sus alrededores para recibir la Sagrada Comunión, sobrepasando cualquier otra concentración realizada en el mismo sitio con motivo de las comuniones de Semana Santa, la asistencia de fieles alcanzó un número increíble. Cuarenta y dos sacerdotes tuvieron que ocuparse de realizar los servicios eucarísticos, que se alargaron por más de dos horas.
Un espectáculo emocionante que nadie podrá olvidar jamás, fue el momento en que más de 20.000 voces entonaron el himno de la Coromoto. Sólo después de largas horas de la mañana se comenzó a despejar la plaza Bolívar, mientras la Virgen se preparaba para otra etapa de su piadosa romería.
En esa misma mañana, la Virgen visitó la Cárcel Modelo de esta ciudad. Durante la breve permanencia de la venerada Imagen en el mencionado establecimiento carcelario, los reclusos tuvieron la oportunidad de admirarla y rendirle el tributo de su fe.
El miércoles, la Virgen de Coromoto bajó al Litoral. En las últimas horas de la tarde de ese día tuvo lugar la procesión marítima, tomando parte en ella más de un centenar de embarcaciones que precedieron al remolcador utilizado para hacer el trayecto con la Sagrada Reliquia por toda la costa del litoral.
Es imposible relatar con palabras la solemnidad de esta impresionante ceremonia. Una inmensa muchedumbre acudió para recibir a la Virgen de Coromoto y acompañarla en todo momento mientras estuvo en el litoral. Unos pocos afortunados pudieron abordar las naves que escoltaban al Remolcador que llevaba la Virgen; pero el resto, que fueron millares, tomaron posiciones en la ribera para no perder detalle de esta singular y hermosa procesión marítima.
El jueves, por la mañana, la Patrona de Venezuela fue llevada a la capilla del Palacio de Miraflores, donde los miembros de la Junta de Gobierno y los ministros del despacho le rindieron tributo y reverente homenaje.
El jueves, por la noche, en el Stadium Olímpico de la Ciudad Universitaria, 40.000 personas presenciaron la solemne ceremonia del Rosario Viviente. Mil muchachas, con velas encendidas, representaron y escenificaron los Misterios Gloriosos del Santo Rosario. La Resurrección, la Ascensión, la Venida del Espíritu Santo, la Asunción y la Coronación fueron los cuadros vivos representados por las bellas muchachas de la Juventud Católica. Al finalizar el Rosario, la imagen regresó a la iglesia Catedral, donde se continuaron las velas nocturnas.
El viernes 10, por la mañana, la Virgen visitó el Sanatorio Simón Bolívar, el Instituto Ortopédico, el Asilo San Antonio, el Hospital Militar y Naval y la Cruz Roja Venezolana.
Asimismo, en la mañana del viernes, en la iglesia Catedral, más de 1.500 parejas renovaron el contrato matrimonial y comulgaron, en tanto que Monseñor Jesús María Pellín pronunciaba emocionante plática.
El sábado, a las 7 a.m., se celebró en la plaza Aérea de El Silencio la comunión de los niños. A las 8,30 de la misma mañana se realizó el homenaje de los atletas en la Catedral; de nueve a once del sábado se efectuó el homenaje exclusivo de niños de corta edad, cuya entrada no les estaba permitida para los otros actos.
A las tres de la tarde se produjo la gran concentración de más de 20.000 jóvenes de ambos sexos en la plaza Bolívar para el desfile juvenil coromotano.
A las 11,30 de la noche del mismo sábado tuvo lugar una extraordinaria concentración de hombres para la grandiosa misa y comunión de medianoche. Más de 15.000 hombres recibieron la Sagrada Comunión. Después de esta concentración, la venerada imagen se dirigió a la población de Petare.
El domingo 12, Día de la Raza, finalizó la visita de la Patrona de Venezuela a Caracas. Más de 60.000 personas, en una inolvidable demostración de fe católica, dieron una apoteósica despedida a la Virgen después de su estancia de ocho días en la capital de la República.
De Caracas, la Virgen de Coromoto partió hacia la ciudad de Valera. iniciando así su visita a los Estados de los Andes.
Durante ocho días, la vida de Caracas giró alrededor de la Patrona nacional; todas sus actividades se subordinaron hacia el solo objetivo de homenajearla y admirarla, dando una demostración de singular devoción y fervor, como cabeza y corazón de toda Venezuela hacia la Imagen milagroso de la Virgen de Coromoto, Patrona de once millones de venezolanos.
La visita de la Patrona nacional a esta Santiago de León de Caracas constituyó uno de los acontecimientos religiosos más trascendentales de la historia de la capital. De todas las esferas sociales, hombres, mujeres y niños, por igual, celebraron jubilosos la llegada de la milagrosa Reliquia desfilando ante Ella; acompañándola, fervorosos e incansables, en las numerosas visitas que hiciera a tantos lugares distintos; rindiéndole el más multitudinario y sincero homenaje de fe inquebrantable. La ciudad entera se engalanó para honrar a la celestial Patrona de la Patria; las altas estructuras de los edificios modernos, las hermosas quintas de rica apariencia y las humildes fachadas de las casas del pueblo fueron adornadas con banderas, colgaduras e imágenes de la venerada Visitante.
Podemos afirmar que Caracas tributó a la Virgen de Coromoto homenajes más grandes que jamás vieron sus anales, ni verán nunca los hijos de sus hijos en las generaciones futuras.
CARACAS. Grandioso Santuario de Nuestra Señora de Coromoto construido por los Rvdos. Padres Redentoristas. Estos valientes y abnegados religiosos sobresalen por su grande amor a la Santísima Virgen María y, en Venezuela, por el culto que tributan a Nuestra
Excelsa Patrona Nacional
CARACAS. - Varios aspectos de la despedida de la Virgen de Coromoto para Valera, 12 de octubre de 1952
LA SANTÍSIMA VIRGEN DE COROMOTO EN LOS ANDES
Cúpole a Valera la suerte de ser la primera ciudad de los Andes en recibir a la Santísima Virgen de Coromoto. A las dos de la tarde del 12 de octubre, el avión «Coromoto» aterrizaba en el aeropuerto de Valera, en donde se habían concentrado más de 10.000 personas de la ciudad y de todos los pueblos circunvecinos. Las gentes parecían como electrizadas.
Monseñor Pulido Méndez, el Gobernador Atilio Araújo, un numeroso grupo de sacerdotes y representantes de todos los poderes se dirigieron al avión para recibir la Sagrada Reliquia Coromotana.
Dos horas se tardó para llegar desde el aeropuerto a Valera, en cuya entrada empezó el grandioso desfile de más de 30.000 personas. Encabezado por más de 100 ciclistas, seguían las asociaciones religiosas, escuelas, colegios, peregrinaciones de los pueblos vecinos, artísticas carrozas, dos bandas de música y una compañía del Ejército.
El recorrido hasta el templo de San Juan era como un hormiguero humano que se movía y aplaudía entusiasmado al paso de la Virgen Santísima. En la noche, a las ocho, la Sagrada Reliquia recorrió las principales calles en medio de un larguísimo desfile de antorchas y de un entusiasmo delirante.
Toda la noche la Sagrada Imagen de la Virgen estuvo expuesta a la veneración de los fieles, y a las cuatro de la madrugada principiaron las misas y comuniones. Unas 10.000 almas participaron en la misa al aire libre, celebrada en la plaza Bolívar, con un recogimiento y devoción admirables, y la elocuente palabra de Monseñor Pulido Méndez ensalzó las glorias de María y produjo maravillosos efectos de emoción en las almas de los oyentes.
CARVAJAL. Parte superior: Aeropuerto de Valera. Monseñor Pulido Méndez, desde el avión «Coromoto», que acaba de llegar con la Sagrada Reliquia de Nuestra Señora de Coromoto, bendice a la muchedumbre. Parte inferior: Allí se inicia el desfile para Valera.
A las doce en punto, la celestial Peregrina salió para Trujillo, cuya población en su totalidad recibió a la divina Visitante con las más expresivas demostraciones de fe y veneración. Grandes fueron allí las manifestaciones que el pueblo trujillano tributó a la Virgen Santísima de Coromoto.
Del 15 al 19 de octubre, la Virgen de Coromoto estuvo en Mérida. ¡Quien lo vio jamás podrá olvidarlo! El entusiasmo desde los días anteriores traía en efervescencia a Mérida. Desde la mañana del 15, hacia el aeropuerto acudían los colegios, escuelas y corporaciones; la marejada humana caminaba hacia el campo de aviación. Se multiplicaron los caminos improvisados, y a las nueve de la mañana se había formado allí una imponente concentración humana. Era espléndida mañana de cielo azul y sol tropical cuando aparece el avión “Coromoto”. Al tocar tierra la nave aérea, fue recibida con una ovación cerrada de vivas y aplausos, acompañada de agitar de pañuelos.
El señor Arzobispo Monseñor Acacio Chacón subió al avión; en sus manos sacó la venerada reliquia, la presento a la veneración pública e impartió con ella la bendición a la multitud que se sintió conmovida por una verdadera emoción colectiva, y en más de una pupila afloró de tributo de lágrimas, que se perdían discretas en la blancura de los pañuelos. Fue instante de indiscutible triunfo coromotano.
El Prelado llevó la Imagen al estrado preparado al efecto. Allí, con voz emocionada, tuvo brillantes palabras de regocijo para dar la bienvenida a la Patrona Nacional. Al terminar, bendijo nuevamente a la multitud, puesta de rodillas. Acto continuo, el señor Gobernador, Coronel Alberto Paoli Chalbaud, estuvo también a la altura de esta solemnidad en las sentidas palabras que dedicó a la Virgen de Coromoto.
De grandiosos deben calificarse todos los actos que se verificaron en Mérida en obsequio a nuestra celestial Patrona.
LA VIRGEN DE COROMOTO EN TRUJILLO.--Arriba: Su llegada a la Iglesia. Abajo: Simbólico monumento para su veneración
Solemne recibimiento de Nuestra Señora de Coromoto en Mérida
MERIDA. Por las calles de la ciudad. Monseñor Joré H. Quintero en el frente de la carroza lleva la Sagrada Reliquia de la Virgen
El 19 de octubre la Virgen estuvo en Lagunillas y de allí siguió para Tovar.
Entre las innumerables manifestaciones de fe y amor que todos los pueblos de Venezuela rindieron a su celestial Patrona, la Santísima Virgen de Coromoto, Tovar merece especial mención y su recuerdo no se ha borrado de nuestra memoria.
El paso de la Santísima Virgen de Coromoto por la vicaría de Tovar promovió en ella una verdadera renovación espiritual en los fieles, ya que muchas almas recibieron los Santos Sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía, siendo ésta la mejor ofrenda a la augusta Visitante.
Desde la hora del mediodía del 20 de octubre, la multitud comenzó a concentrarse en Sabaneta, en espera de la llegada de la Sagrada Reliquia, y ya eran las siete de la tarde cuando hizo su entrada triunfal. Gritos de fe salían de todos los pechos. banderas pontificias y nacionales ondeaban por doquier. El excelentísimo señor Arzobispo de Mérida llevaba la Custodia, y al llegar dio con ella la bendición al pueblo creyente, mientras vibraban los acordes marciales del Himno Nacional.
Principió el desfile, que abrían 220 jinetes venidos de Guaraque, seguidos por las carrozas. En la incomparable y singular iglesia de la vicaría de Tovar entró la Sagrada Reliquia en manos del vicario Monseñor Eliseo Moreno, seguido de una muchedumbre inmensa, formada por los tovareños e innumerables peregrinos venidos de todos los lugares y pueblos: La Playa, Zed, Guaraque y otros cercanos. Al llegar a la plaza Bolívar, la Sagrada Reliquia fue expuesta a la veneración de los fieles instalada sobre un artístico templete levantado en el atrio, frente a esta masa humana que alcanzaba a unas 20.000 personas. Cosa original y nunca soñada, tormaba este templete un gigantesco y artístico escudo nacional de unos cinco metros de alto.
Entre la multitud que allí estaba apiñada figuraban unos 3.000 vecinos de Guaraque, quienes para honrar a la Virgen Santísima transmontaron las cordilleras, atravesaron páramos y, en largas y penosas jornadas de más de doce horas, llegaron anticipadamente a Tovar, donde muchos pernoctaron durante dos noches consecutivas. La Madre de Dios y de los hombres, a buen seguro se alegraría de ver a esos valientes hijos suyos, que a trueque de muchos e inauditos sacrificios habían venido a su encuentro, y en cuyo honor un grupo de niñas de Guaraque interpretó los diálogos de la Cruz, y otro de indígenas brindó la representación de la típica danza del Sebucán, hábilmente dirigida por el Cacique Ramón Rosales.
La población de Zea acudió también en masa a Tovar y contribuyó con dos hermosas carrozas al realce del grandioso homenaje a la Santísima Virgen de Coromoto.
Lo que atrajo la admiración de todos en Tovar fue el tipismo de sus carrozas y arcos. La carroza que llevó la Virgen en su entrada y después por las calles de la ciudad era una verdadera iglesia en miniatura. Hubo otros actos impresionantes y profundamente religiosos, como el Rosario viviente y cantado.
En los días siguientes, la Virgen recorrió las poblaciones de Bailadores, Pregonero, La Grita, Seboruco, El Cobre, Queniquea, Michelena, Lobatera y Colón. En esta última se reunieron unas 15.000 personas para homenajear a la Virgen Santísima.
El 25 y el 26 de octubre la Virgen estuvo en Ureña, San Antonio, Independencia, Libertad y Rubio, donde 20.000 personas veneraron a la Virgen Santísima. A San Antonio llegó una importante delegación colombiana, procedente en su mayor parte de Cucuta, para honrar a la Patrona Nacional de Venezuela.
La recepción en San Cristóbal fue verdaderamente emocionante, unas 60.000 personas se reunieron allí para aclamar a l Virgen. En Táriba el recibimiento fue asimismo emocionante; o mismo puede decirse de Palmira y Cordero, en donde con diluvio de flores exteriorizaron su respeto y veneración a la Virgen Santísima.
Como curiosidad llena de encanto, incluimos el siguiente re. lato:
UNA PALOMITA ANDINA HONRA A N. S. DE COROMOTO
Llegamos a «La Playa», caserío antes de subir la cuesta de Bailadores; en la plaza, un altar de vistosa y hermosa apariencia está dispuesto para recibir la Custodia que guarda la Reliquia de Nuestra Señora de Coromoto.
La carroza se detiene en frente, la muchedumbre nos rodea; los parlantes lanzan al aire el saludo a María, el Ave Popular de Coromoto, mientras el sacerdote, rodeado de compacta muchedumbre, lleva la Sagrada Reliquia al altar.
A poco de estar allí, una blanca paloma se coloca sobre la mesa del altar.
Siguen los cánticos y discursos, y a nuestra vista el ave se coloca sobre la propia peana o pie de la misma Custodia…, y allí permanece…; sigue el entusiasmo de cuantos contemplan este espectáculo.
Después de unos veinte minutos se da la voz de despedida. El sacerdote coge en sus manos la Custodia para bendecir al pueblo, y la blanca paloma permanece en su puesto a la vista de centenares de personas.
Es llevada la Custodia a la carroza y colocada al frente en manos del sacerdote…, arranca el vehículo…., 40 kilómetros por hora., sigue hacia Bailadores…, los cánticos y voces de los parlantes no la estorban, se ha constituido compañera inseparable de la Sagrada Reliquia. En esta forma corremos un largo trecho de kilómetros… Atravesamos caseríos… Las flores llueven de todas partes, un grueso manojo cae al pie del Relicario y da Un fuerte golpe a la cabeza de la palomita, la cual cae dentro de la carroza y se acurruca debajo de un sillón. Allí permaneció cierto tiempo, para luego alzar el vuelo.
Había cumplido su misión de saludar a la Reina de los Cielos, a la Madre de Dios, a su paso por las laderas andinas.
El Arzobispo de Mérida, Monseñor Acacio Chacón, bendice al pueblo con la Reliquia de Nuestra Señora de Coromoto
Otra vista del recibimiento en Mérida de Nuestra Señora de Coromoto
MERIDA.-A la bajada del avión, el Ilmo. Sr. Arzobispo Acacio Chacón lleva la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de Coromoto
MERIDA. Monseñor José Humberto Quintero acompaña a la Sagrada Reliquia durante el desfile triunfal
En espera de la llegada de Nuestra Señora de Coromoto, en San Cristóbal
TARIBA.- Entrada triunfal de la Imagen de Nuestra Señora de Coro-moto. El lImo. Sr. Obispo, Mons. A. Fernández Feo, lleva el Relicario en la carroza preparada por el Colegio de los Rvdos. Padres Salesianos
SAN CRISTOBAL. Gigantesco altar de luces que San Cristóbal levantó para la solemne misa a honra y gloria de Nuestra Señora de Coro-moto. Momento de colocar la Sagrada Reliquia al pie de la Cruz, encima del simbólico escudo. La grande explanada se hallaba llena de fieles que, devotos y recogidos, imploraban la bendición de la Patrona Nacional
GUASDUALITO.-_Varios aspectos del recibimiento de Nuestra Señora de Coromoto por la población de Guasdualito.
Del Táchira, la Santísima Virgen de Coromoto llegó a Guasdualito. A pesar de la distancia del aeropuerto a la ciudad, se reunieron allí cerca de 2.000 personas, la mayor parte llegadas a pie, andando por vías de difícil acceso.
La población entera estuvo presente a la llegada de la Sa grada Reliquia a la ciudad, y la iglesia estuvo siempre llena de gente, a pesar de lluvias torrenciales que azotaron la región. Allí fuimos testigo de extraordinarios sacrificios ofrecidos en obsequio a la Virgen Santísima.
Un grupo de señoritas de la Asociación de Hijas de María, de la población colombiana de Arauca, vinieron a pie para venerar a la Santísima Virgen de Coromoto; la llanura se hallaba totalmente inundada y tuvieron que atravesar cierto paraje con agua hasta la cintura.
Los vecinos de Guasdualito manifestaron gran fervor y extraordinario entusiasmo por la Santísima Virgen de Coromoto.
Lo demuestra el hecho siguiente: Muy temprano, por la mañanita del 7 de noviembre, se celebró la misa de despedida; la iglesia estaba repleta de devotos de la Virgen. Afuera nos esperaban tres carrozas, tiradas por bueyes, para llevarnos al aeropuerto, pues debido a las lluvias la vía se había estropeado y los autos y camiones no podían transitar por ella.
Al final de la misa dijimos a la concurrencia que la despedida de la Virgen se hacía en la iglesia y que nadie debía molestarse por acompañar a la Virgen, dadas las graves dificultades del camino; pero grande fue nuestro asombro al ver que un gran número de personas, por lo menos unas doscientas, y entre ellas mujeres y niños, quisieron acompañar a la Virgen hasta el campo de aviación.
Al ver tanta abnegación y espíritu de sacrificio, dejamos nuestro puesto en una de las carrozas y nos unimos a la heroica comitiva que iba a pie, junto a las tres carrozas que tiraban los buges; en la primera iba la Sagrada Reliquia, en manos de Mono señor Víctor José Pineda.
Por un camino fangoso, con barro y agua a veces hasta la rodilla, seguíamos alegres a la Virgen Santísima; pero al rato, un caballero nos ofreció su cabalgadura, que no quisimos aceptar, junque fue tan fuerte la presión que nos hizo, y a la cual as sumó la de los de la comitiva de a pie, que nos vimos en l obligación de hacer uso del caballo que se nos brindaba. Tantos sacrificios en obsequio de la Virgen Santísima atraerían los favores de la Patrona Nacional sobre sus queridos hijos de Guas-dualito, que escribió entonces la más bella página de su historia religiosa.
De Guasdualito, el avión «Coromoto» tocó en Palmarito, donde nos esperaba un inmenso grupo de personas, que durante una hora pudieron venerar a la Santísima Virgen. Seguimos después a San Antonio de Caparo, y el 8 de noviembre llegamos a Barinas, donde unas 7.000 personas aclamaron a su gusto a la Patrona Nacional.
La Santísima Virgen visitó también las poblaciones de Barinitas, Barrancas, Veguitas, Sabaneta, Boconó de Trujillo, y el día 12, desde Barinas, alzó el vuelo para la isla de Aruba, de las Antillas Holandesas.
En todas partes los pueblos se desbordaron en manifestaciones singulares y en obsequios para la Virgen Santísima de Coromoto.
La jira Coromotana fue en toda la extensión de la geografía de Venezuela un acontecimiento que nadie había soñado, alcanzando en todas partes éxitos insospechados.
LA SANTÍSIMA VIRGEN DE COROMOTO EN LAS ANTILLAS HOLANDESAS
La Santísima Virgen de Coromoto tiene muchos devotos en las islas holandesas de Aruba, Bonaire y Curazao. Todos los años, compactos grupos de peregrinos de estas islas acuden presurosos al Santuario de Guanare. Los miembros de la honorable familia Herrera han sido allí grandes propulsores de la devoción a la Virgen Santísima de Coromoto. Las fotos que acompañan dan una idea de la recepción que Aruba tributó a la Sagrada Patrona de Venezuela.
De Aruba, la Virgen pasó a Bonaire y de allí a Curazao.
A su llegada a esta isla, Monseñor Benítez dio la bendición, con la Sagrada Reliquia, a la inmensa muchedumbre y la entregó al señor Obispo de Curazao, Monseñor Veen Zeppenfeldt, y seguidamente el señor Eduardo Janser, Presidente de Junta Pro-Recepción, les dirigió elocuentes palabras de salutación impregnadas de espíritu mariano y resonaron los acordes de los himnos venezolano, holandés y curazoleño, y seguidamente un coro de niños entonó cánticos a la Madre de Dios.
Después, la Virgen, en una primorosa carroza, copia fiel en su forma, estructura y tamaño de la que usa la Reina de Holanda en sus salidas de gala, se dirigió a la iglesia de la Santa Familia.
El séquito se componía de varias carrozas con alegorías marianas; una gran cantidad de Angelitos, primorosamente adornados, tendieron alfombra de flores sobre el trayecto. Heraldos a caballo anunciaban el paso de la Amadísima Madre, la Virgen de Coro-moto. A medida que avanzaba la interminable cola de vehículos crecía nuestra admiración por el pueblo de Curazao, ya que no esperábamos tal afluencia de autos, ni tanta cantidad de gente que se aglomeró sobre el trayecto de aproximadamente 30 kilómetros. Por todas partes oíanse cánticos marianos, principalmente el del Ave de Lourdes.
Miles de personas aclamaban a la Señora frente a la iglesia de la Santa Familia y sus alrededores. Había no menos de 50.000 personas. El Rdo. Padre Holterman, Párroco de esta iglesia, rodeado de 30 Angelitos recibió la Sagrada Reliquia y la colocó triunfalmnete sobre un trono cuajado de flores erigido a la entrada de la iglesia.
Voces autorizadas enaltecieron a la Reina de cielos y tierra, Patrona Augusta de Venezuela. Recordamos la del Rdo. Padre Dominico, Van Dijk. Director de la Cofradía de Nuestra Señora de Coromoto en Curazao y gran apóstol de nuestra Sagrada Patrona.
Monseñor Benítez Fontürvel, con su elocuente verbo, conmovió a la multitud presente agradeciendo al pueblo de Curazao, en nombre de Venezuela, la tan maravillosa recepción de que fue objeto la Sagrada Reliquia de Nuestra Señora de Coromoto.
Hacia la media noche, la Virgen fue trasladada a la Parroquial de Santa Teresa, sede de la Cofradía de Nuestra Señora de Coromoto.
Con solemnidad nunca vista en Curazao, masas de fieles con flores y antorchas, ataviados con los colores de la bandera papal, venezolana y holandesa desfilaron desde la iglesia de la Santa Familia hasta la de Santa Teresa; allí, el Rdo. Padre Van Dijk. bajo una lluvia de pétalos de rosas, colocó la Sagrada Imagen en el altar mayor, mientras que los ángeles, cantando el «Venid y vamos todos con flores a María», formaban la guardia de honor de la Celestial Señora.
Acto continuo. todos los miembros de la Sociedad de Nuestra Señora de Coromoto depositaron sus flores a los pies virginales de la Reina de sus amores.
Curazao no durmió esa noche del 15 al 16 de noviembre.
Antes de la una de la madrugada, la Virgen fue trasladada a la parte posterior de la iglesia y colocada sobre un precioso altar delante del cual una ingente muchedumbre se hallaba estaciona-da, y aprovechamos la ocasión para dirigirle la palabra. Durante la jira coromotana. casi a diario. una o dos veces. nos tocaba arengar a las muchedumbres y procurar encender en ellos e amor a nuestra amada Madre Celestial.
A la una de la madrugada celebró Misa de Pontifical Monseñor José Rincón Bonilla y el Rdo. Padre A. Romer cantó alabanzas a María Santísima en un fervoroso y elocuente Sermón.
ARUBA. En la parte superior: Minutos después de descender del avión, la Sagrada Reliquia de Nuestra Señora de Coromoto es trasladada a la carroza, acompañada por un numeroso grupo de Angeles. el Cónsul de Venezuela, Cnel. Rincón Calcaño, la Comitiva Venezolana:
Mons. Benítez Fontúrvel. Mons. Rincón Bonilla. Mons. Pineda. Mons.
Fernández, Hno. Nectario María. En la parte inferior: Mons. Benítez Fontúrvel dirige la palabra a la gran multitud congregada en el estadio.
La Sagrada Reliquia cargada por los Cuatro Coromotos, en Bonaire.
En Curazao, la Virgen de Coromoto visitó todas las parroquias y sitios de mayor importancia; tan sólo mencionamos su visita a la Colonia de Zuffician, integrada en su mayoría por venezolanos y portugueses. Allí, unos y otros, unidos al inmenso gentío de curazoleños, tributaron la más espléndida manifestación de fe y amor a la Virgen Santísima de Coromoto.
El 19, la Virgen voló a Barquisimeto, y el 22 volvió a su trono de Guanare. Antes de salir, la Cofradía de Nuestra Señora de Coromoto nos entregó la siguiente hoja de su agradecimiento.
Agradecimiento. La Directiva de la Cofradía de Nuestra Señora de Coromoto en Curazao, A. H., agradece de corazón a los Excelentísimos Señores Obispos de Barquisimeto y Auxiliar del Zulia, al Rdo. Hermano Nectario María y demás miembros de la alta Comitiva de Nuestra Señora de Coromoto, a las Autoridades Eclesiásticas y Civiles de Curazao, a la Comisión Pro-Recepción de Nuestra Señora de Coromoto, y a todas aquellas personas que de un modo u otro hayan colaborado para la realización de la anhelada visita de la Sagrada Reliquia de Nuestra Señora de Coromoto a nuestras islas de Aruba, Bonaire y Curazao.
Suplica a su Reina y Madre les colme a todos de sus más preciosas gracias y bendiciones.
¡Viva María Santísima de Coromoto!
Curazao, 19 de diciembre de 1952.
CURAZAO--Arriba: El Ilustrísimo Señor Veen Zeppenfelat, Obispo de Curazao, lleva en sus manos a Nuestra Señora de Coromoto. Al lado, artística carroza, igual, en forma, estructura y tamaño a la que usa la Reina de Holanda en sus salidas de gala. En ella llevaban la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de Coromoto. Fue obsequiada a la Comitiva Venezolana y se guarda en Guanare. Abajo: Parte del Comité de recepción. Aparece el Sr. Jansen, Presidente, y el Sr. Cardoze, Secretario
CURAZAO.--Arriba: Grupo de Señoritas con flores para la Virgen de Coromoto: Ave María forman los 8 grandes ramilletes. Centro: Por las calles de Curazao. Abajo: Curazao, el barrio de Zuffician ante la Virgen de Coromoto; es residencia de una colonia de venezolanos
NOTA FINAL
Para terminar la larga narración de la Jira Coromotana, que hubiese debido reseñarse en una obra extensa y completa, nos permitimos reproducir aquí la nota que publicamos al principio del número 22 de la Revista «Mensajero Coromotano», del cual fuimos fundador y director, correspondiente al mes de diciembre de 1952.
El año de 1952 ha sido para Venezuela el año mariano por excelencia. Bajo su glorioso y vernáculo título de Coromoto, la Virgen Santísima, Madre Augusta del Redentor, ha sido honrada de un modo extraordinario de uno a otro extremo de la República.
Con motivo del Tricentenario de su Aparición, verificóse en Guanare, el 11 de septiembre, la solemne coronación de su Sagrada Reliquia, ante una compacta muchedumbre, procedente de todos los ámbitos de la Patria.
Un Delegado especial de la Santa Sede presidió los solemnes festejos y a nombre y representación de Su Santidad el Papa Pio XII, gloriosamente reinante, coronó a la Virgen Santísima, rodeado de un espléndido coro de prelados sudamericanos y de altos personajes, destacándose entre ellos el Gobierno Nacional al completo. Jamás Venezuela había visto algo semejante.
Era la Madre de Dios que se entronizaba en Venezuela y echaba hondas raíces en un pueblo que la amaba y reconocía por su Madre, Señora, Patrona y Reina.
Evidencia absoluta de ese Patronazgo Nacional de María
Santísima de Coromoto fue la Jira al través de Venezuela, cuyo éxito extraordinario superó a cuantos hubiese podido uno imaginarse.
Al paso de la Virgen los pueblos se estremecieron; fue algo de insólito, algo de conmovedor. Jamás acontecimiento político, religioso o social había sacudido tan fuertemente al pueblo venezolano.
A la voz de Nuestra Señora de Coromoto los pueblos corrían al paso de su carroza y en pos de su Sagrada Reliquia, la cual de noche y de día por más de cuatro meses y en todas partes, se vio rodeada de miles, miles y más miles de fieles, que en un inintetrumpido clamor, lanzaban al Cielo los vibrantes acentos de sus ardientes plegarias.
¡El radicavit in populo honorificato! Que desde ahora María Santísima reine verdaderamente en Venezuela, que reine en nuestras leyes, en nuestra sociedad, en nuestras instituciones y en todos nuestros hogares.
Hacia ella dirijamos nuestras sinceras plegarias para que su protección nos acompañe y destierre de nosotros el vicio, la herejía, el indiferentismo y el neopaganismo que quiere con su inmunda ponzoña destrozar nuestra doliente humanidad.
Fueron muchísimos las ciudades y pueblos de Venezuela que quisieron perpetuar la memoria de la visita de Nuestra Señora de Coromoto con algún recuerdo especial, que se guarda en el Museo Coromotano de Guanare.
He aquí algunos de estos típicos recordatorios, con las anotaciones propias a cada uno:
1.- Al frente, dice: «Patrona de Venezuela-Bendice este pueblo.»
Dorso: «Recuerdo de tu visita a Carúpano-20-5-52,»
2.-«El Distrito Uribante a su Excelsa Patrona la Virgen de Coromoto-Pregonero.»
3.- Frente: «Stella Matutina, Ora Pro nobis.»
Dorso: «A Ntra. Sra. de Coromoto-Recuerdo de su visita a la ciudad de Valera-12-10-52.»
4.-Frente: «Estado Trujillo-12-10-52-Recuerdo de la Visita de Ntra. Sra. de Coromoto.»
Dorso: «La unión del incensario y de la espada de la ley es la verdadera arca de la alianza.»
5.-«Recuerdo de la Visita de Ntra. Sra. de Coromoto a Cantaura-28-4-52.»
6.- Valiosísimo medallón de perlas. Al dorso, dice: «Margarita a Ntra. Sra. de Coromoto-21-5-52. (Obsequio de la Isla a Ntra. Sra. de Coromoto en el día de su visita a la Isla).»
7.-«El Ejecutivo del Estado Anzoátegui a Ntra. Sra. de Coromoto-Recuerdo de su visita a Barcelona-29-4-52.»
8.-«El Cabildo Maturinés a Ntra. Sra. de Coromoto, en recuerdo de su visita a Maturín-1-5-52.»
9.-«Porlamar a Ntra. Sra. de Coromoto.»