LA IGLESIA PARROQUIAL DE GUANARE, DEL DOCTOR JOSÉ VICENTE UNDA

SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO, DEL DOCTOR JOSE VICENTE UNDA, HOY BASILICA NACIONAL DE NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO LA IGLESIA PARROQUIAL DE GUANARE, DEL DOCTOR JOSÉ VICENTE UNDA

El templo, terminado por el Licenciado Pbro. Francisco Valen-zuela, duró relativamente pocos años, pues recibió notables desperfectos a consecuencia del violento terremoto del 15 de octubre de 1782, sus paredes agrietadas presentaban serios peligros y ruina inminente; en vista de lo cual el Cabildo Municipal solicitó del Obispo licencias para proceder a la reedificación de la iglesia de Dios y Santuario de la Virgen Santísima.

El 25 de noviembre, el ilustrísimo señor Obispo, Mariano Martí, dio su aprobación a la solicitud del honorable Ayuntamiento de Guanare. Por de pronto se repararon los desperfectos más grandes y se dejó para más tarde el trabajo de reconstrucción; pero durante la noche del 31 de mayo de 1788 cayó una parte de techo y fue menester abandonar la iglesia, porque amenazaba ruina (1). La Imagen de Nuestra Señora de Coromoto fue trasladada al Hospital, cuya espaciosa capilla sirvió de iglesia parroquial durante veintiséis años.

Muchos de los objetos de la iglesia parroquial fueron depositados, previo inventario, en distintas casas particulares, yendo la mayor parte a una casa que era propiedad de don N. Carrasco, Cura de Tucupido.

La reedificación de la nueva iglesia se prosiguió poco a poco, durante el vicariato de los presbíteros José Martín Pérez, Antonio J. Carrasco y Juan de Dios Fernández; sin embargo, a pesar de las proporciones y de la amplitud que dieron al nuevo edificio, los trabajos se realizaron con sostenido impulso.

Los que llevaron el peso y dirección de la obra merecen la gratitud de Guanare y dejar su nombre a la posterioridad; y es para nosotros muy satisfactorio mencionarlos aquí: Don José de Olaechea, Pedro José Bescansa, Santiago José Ramírez y al Pbro. doctor José Vicente Unda. Estos fueron los obreros meritísimos de la reconstrucción del templo parroquial de Guanare, el mismo que contemplamos hoy y cuya amplitud y proporciones maravillian a cuantos lo admiran.

Cuando en 1788 fue preciso desocupar la antigua iglesia, era su mayordomo don José de Olaechea. No sabemos si José de Olaechea trazó o hizo dibujar algún proyecto de la nueva construcción, pero seguramente tuvo que tener una idea cabal de la obra que iba a emprender, ya que lo que se construyó de 1788 a 1790 evidencia la amplitud de su concepción. En efecto, en tan corto tiempo construyó la cúpula de media naranja del presbiterio, sacristía y parte de las capillas adyacentes de las naves laterales.

Además, entregó un horno para materiales, en Las Piedras, y para cal un horno en San Rafael y otro en el Chupadero. Conjuntamente comenzó también la construcción del frontispicio, agregando a la iglesia lo que antes formaba el altozano.

De la iglesia anterior del Padre Francisco de Valenzuela, nada se aprovechó, salvo las piedras, ladrillos y tejas, de los cuales se hicieron montones que rodeaban un amplio caney que ocupaba la nave central y en el cual guardaban los materiales y herramientas.

Don José de Olaechea presentó su renuncia, y el 5 de octubre de 1790, don Pedro José Bescansa entró a regir la mayordomía y asumió la dirección de la obra.

Bescansa prosiguió los trabajos; las capillas laterales, sacristía, ventanas adjacentes, puerta central y presbiterio fueron termina-das, pero, debido a sus ocupaciones, no pudiendo atender con el debido esmero a los trabajos de la mayordomía, presentó también su renuncia.

Santiago José Ramírez le sucedió en abril de 1795 y continuó los trabajos de acuerdo con los medios de que podía disponer, hasta que el 4 de agosto de 1800 entró el Pbro. doctor José Vicente Unda a desempeñar el cargo de Sacristán Mayor de la iglesia.

El joven levita se interesó sobremanera por la construcción del templo y prestó a esta obra todo el apoyo moral de que era capaz. y fue tanto el esfuerzo que desplegó para su terminación, que más tarde el Cabildo de Guanare reconocía que era a él a quien debía Guanare la nueva iglesia parroquial.

En 1803 se calculó en 11.638 pesos la suma necesaria para la conclusión de la fábrica y con las licencias del vicario general, don Miguel de Herrera y del Capitán General Manuel Guevara Vasconcelos, esta suma fue repartida por cuotas entre los habitantes de Guanare y su jurisdicción.

Los guanareños nombraron al doctor José Vicente Unda y a don Pedro José Bescansa encargados del reparto y cobro de cuotas. La recolección, dirigida por el inteligente y joven levita, produjo la cantidad de 4.462 pesos, en la ciudad de Guanare, y 744 pesos en los campos vecinos; esta suma fue puesta en manos del Alcalde, Juan de Egaña, como depositario de los fondos para la iglesia, por nombramiento del Concejo Municipal.

En 1808 el presbítero Unda presentó sus cuentas al Ayunta miento de Guanare, que las aprobó, y elogió mucho la honradez y desinterés del benemérito sacerdote.

Los trabajos de reconstrucción de esta iglesia estarían ya terminados para el 3 de noviembre de 1807, puesto que en esta fecha el Deán, Santiago de Zuloaga, Provisor y Vicario General del Arzobispado, sede vacante, dictaba la orden siguiente:

«La iglesia parroquial de la ciudad de Guanare, a causa de haberse arruinado, se ha construido de nuevo…, y hallándose ya concluido el edificio, según se nos ha informado, se nos suplica demos las providencias correspondientes para su bendición; por lo tanto, por las presentes damos la facultad necesaria al Vicario foráneo, Juez Eclesiástico de aquel partido, para que proceda con peritos al reconocimiento del mismo nuevo edificio, y hallando estar construido con la competente seguridad, decencia y demás circunstancias congruentes, haga su solemne bendición…, y damos licencia para que desde luego se pueda hacer la fiesta de la Dedicación y de la colocación del Santísimo Sacramento, imágenes, altares, etc.»

Sin embargo, debido probablemente a las vicisitudes políticas de los tiempos, la bendición no se efectuó sino siete años más tarde, como consta en la siguiente constancia:

«En la ciudad de Guanare a 26 de diciembre de 1814, yo, el infrascrito Vicario foráneo del partido, a virtud de la comisión recibida del señor Vicario Capitular, sede vacante, procedí a la solemne bendición de esta nueva iglesia, que se había reedificado por haberse arruinado la antigua, habiendo antes precedido el reconocimiento de los peritos sobre la seguridad, decencia y buena estructura del nuevo edificio, cuya bendición y colocación de altares e imágenes se hizo conforme a las rúbricas…, con la mayor solemnidad, con su octavario de misas cantadas, con sus correspondientes sermones, que costearon varios vecinos de esta ciudad, haciendo la ceremonia de padrino que se acostumbra en estos actos el señor Comandante Político y Militar de esta Plaza, don José Francisco Alvarez. Y en cumplimiento…, y firmo fecha ut supra.

Dr. José Vicente Unda.»

Durante los largos años de la reconstrucción de la iglesia los oficios religiosos se celebraban en la capilla del Hospital, que era de regular tamaño, o bien en la de San Diego, de los Padres Franciscanos.

Al Presbítero José Vicente Unda cupo la gloria de terminar el trabajo de la construcción de la iglesia, y cual nuevo Salomón, hizo su dedicatoria al Dios de los altares y a su Madre Inmaculada, en medio de solemnes fiestas y con el concurso general de los fieles.

Desde entonces en este templo el incienso del altar y el suave perfume de la plegaria no han cesado de ser presentados al trono del Altísimo por la benévola mediación de Nuestra Señora de Coromoto.

Trabajos de Ovidio Abreu y del Pbro. Ramón María Oráa

La parroquial del Pbro. José Vicente Unda es la misma iglesia de hoy, salvo algunas mejoras que en el curso de los años la necesidad impuso ejecutar, siendo las principales la reorganización del frontispicio realizada por gestiones de don Ovidio Abreu.

Debido a su profunda amistad con Guzmán Blanco, obtuvo que éste erogara la cantidad de 16.000 pesos para invertirlos en los trabajos de la iglesia (2).

El ingeniero Sebastián Casaña se hizo cargo del trabajo de refacción del frontispicio; su actuación no dio todo el fruto apetecido. El último cuerpo que construyó en el frontiscipio llegaba casi a la altura de la torre y representaba en la parte superior un cáliz y una hostia; pero se derrumbó a los pocos años, y el ingeniero guanareño Melitón Vargas rehizo el mismo cuerpo como está hoy, salvo la cruz y el rosetón, que colocó posteriormente, en 1934, el Pbro. Epifanio García, C. M. Mención especial merece también aquí el Pbro. Ramón María Oráa, pues con noble empeño y tesonero afán, advirtiendo que el frontispicio carecía de bases eficientes y que amenazaba ruina, hizo cavar por partes y fijar unos cimientos de cal y piedras que llegan hasta la roca a 7 metros de profundidad.

El Rdo. P. Félix Quintana pavimentó el Santuario con el mosaico que ahora tiene y posteriormente el Rdo. Padre Félix García, dotó la iglesia de bancos, construyó el nuevo presbiterio y rehizo totalmente los techos, colocando debajo de las tejas planchas especiales para asegurar su perfecto aseo.

La Santa Sede, a solicitud del excelentísimo señor Rafael Arias Blanco, entonces encargado temporalmente del Obispado de Barquisimeto y gestiones del excelentísimo señor Pedro Pablo Tenreiro, Obispo titular de Ortossia, por Breve del 24 de mayo de 1949, levantaba el Santuario de Nuestra Señora de Coromoto a la alta categoría de Basílica.

Con motivo de haber sido levantada a la categoría de Basílica el Santuario de Nuestra Señora de Coromoto, y de cumplirse en 1952 el Tricentenario de la portentosa aparición de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela, el excelentísimo señor doctor Críspulo Benítez Fontúrvel, hoy Arzobispo de Barquisimeto, dispuso el embellecimiento y adorno de la Basílica Nacional de Guanare, con el fin de que para el próximo Centenario de la Aparición, que coincidiría con la Canónica Coronación de la Milagrosa Imagen, el edificio de esta Basílica estuviese a la altura de la alta categoría a la cual había sido destinada. A este fin, se esperaba la cooperación de todos los venezolanos.

He aquí el texto del título de Basílica otorgado al Santuario de

Nuestra Señora de Coromoto de Guanare:

«BREVE APOSTOLICO QUE OTORGA EL TITULO DE BASILICA MENOR AL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO, DE GUANARE PIO PAPA XII PARA PERPETUA MEMORIA

En medio de las máximas calamidades que nos afligen en este tan grave momento para la Iglesia, en que hombres llenos de impielad, con diabólica audacia y locura digna de lágrimas, se atreven a declarar la guerra contra el Señor y su Cristo, nos llena de suavísimo y peculiar consuelo el contemplar cómo todos los fieles del orbe católico honran con fervidísima devoción y obsequian con filial amor a la Santísima Madre de Dios, auxilio de los cristianos y solaz de los que sufren.

Entre esos fieles, complácenos recordar ahora a los Venerables Obispos, dilectos hijos Sacerdotes, la gente principal y todo el pueblo de la Nación Venezolana, cuya piedad hacia la Bienaventurada Virgen María bajo la popular advocación de Coromoto, ha crecido de tal suerte que en estos últimos años su Santuario y templo parroquial, situado en la región de Guanare, perteneciente a la antigua tribu de los COSPES (debe decir Coromotos), es meta de peregrinaciones cada vez más numerosas, y los Obispos todos de la República de Venezuela, reunidos en Conferencia quinquenal, tuvieron a bien declarar y elegir el día primero del mes de María de 1942, a la misma veneradísima Madre de Dios, Patrona principal de todo el país. Elección que Nos, por Letras Apostólicas semejantes, dadas el 7 de octubre de 1944, con grande alegría de Nuestro ánimo, aprobamos y confirmamos. Sin embargo, no quedó contenta la devoción de los venezolanos a la Virgen María, a tal punto que ahora el Venerable Hermano Rafael Arias Blanco, Obispo de San Cristóbal, en Venezuela, y Ad. ministrador Apostólico de la Diócesis de Barquisimeto, presente en la Curia Romana, al exponer los antiguos y muy fervientes anhelos tanto de los demás Obispos como del Clero y pueblo de toda la República, nos ha pedido instantemente Que Nos dignásemos elevar a la dignidad de Basílica Menor el templo parroquial de Guanare, en donde, famosa por sus milagros, se ha mostrado siempre la Imagen Santísima de la Virgen de Coromoto a la piedad de los fieles. Hemos determinado muy gustosamente acceder a dichas peticiones, al referirsenos cómo muchos fieles, llenos de piedad y amor filial, impulsados por la fe, acuden en peregrinación asidua a impetrar la poderosísima protección de la Madre de Dios, venidos de todas las regiones del país a dicho templo o Santuario, digno de admiración por su arquitectura y amplitud, así como por sus obras de arte, su decoro y magnificencia. A fin, pues, de que esta advocación mariana del amado pueblo venezolano alcance nuevo y mayor acrecimiento, de nuestra libre voluntad, tras la madura deliberación y con perfecto conocimiento, en uso de la plenitud de Nuestra Apostólica Potestad, a tenor de las presentes letras y a perpetuidad, distinguimos con el título de BASILICA MENOR la iglesia parroquial o Santuario de Guanare, situado en la jurisdicción de la Diócesis de Barquisimeto, en el que se venera la imagen de la Santísima Virgen de Coromoto, Patrona de la República de Venezuela, con todos los derechos y privilegios que a tal título competen.

Sin que obste nada en contra. Hemos determinado y decretamos que las presentes Letras sean y permanezcan firmes, válidas y eficaces y obtengan plenos e íntegros efectos, con obligación de someterse a ellas todos a quienes se refieren o puedan referirse al presente y para siempre; que como tales sean tenidas y definidas y que sea írrito y sin valor cuanto pudiere intentarse contra ellas, a sabiendas o ignorantemente, por cualquier autoridad.

Dado en Roma, en San Pedro, bajo el anillo del Pescador, el día 24 de mayo de 1949, año undécimo de Nuestro Pontificado.

Por especial mandato de Su Santidad.

Por el señor Cardenal encargado de Negocios Públicos de la Iglesia.L.S. (firmado).

GILDO BRUGNOLA,

Regente de la Oficina de los Diplomas Pontificios

Breves Apostólicos N. 146. 1949.

Iglesia parroquial de Guanare, hoy Basílica de Nuestra Señora de Coromoto. (En primer plano, el Palacio Episcopal; sigue la Cural
y la Basílica)
GUANARE. Palacio Episcopal, patio interior

(1) Nombr6se una comisión de peritos, quienes después de serio examen del edificio, optaron que se debía desocupar inmediatamente la iglesia y des techarla con cuidado, porque la madera del techo estaba podrida.

(2) Antiguamente, la iglesia de Guanare era una de las mejor organizadas del occidente de Venezuela; grandes dones le habían sido ofrecidos en el transcurso de los años; poseía en capitales dados a censo, más de 160.000 bolívares con terrenos valiosos que la piedad de los fieles había cedido al santuario de la Virgen de sus amores. La guerra de los Cinco Años arruino a la ciudad de Guanare y durante este tiempo se perdieron muchos de los bienes de la iglesia; pero en el de Guzmán: «se colgaron tres malos ciudadanos, los cuales valiéndose de falsedades y apoyados en la situación política que les favorecía, lograron desposeer a la iglesia de sus terrenos para repartírselos» (de un escrito del Pbro. Angel María Gómez, cura de Guanare, 1883).

Pobre quedo la iglesia de la Virgen de Coromoto y para sus necesidades sólo contó con el amor y buena voluntad de sus fieles hijos de Guanare, que por cierto nunca le han fallado.

En 1878 se organizo la Sociedad de las Hijas de María para sostener el culto de la Santísima Virgen y sufragar los gastos.

Poco tiempo después de esta fecha, fallecía en París un rico Guanareño, el señor Ángel María Cainze, que legaba a la iglesia de la Virgen de coro-moto, a quien encomendaba la salvación de su alma, la suma de 20.000 boli vares, que con las rebajas legales quedo reducida a 16.000. Con esta cantidad se hicieron las mejoras en el edificio, se adquirieron ornamentos, candelabros, lámparas, cuadros y un hermoso órgano.